El cachorro ha de permanecer con su madre al nacer un tiempo mínimo de 40 días, ya que durante ese periodo ella es su fuente de alimento, protección y educación.
En aquellos casos en los que las circunstancias impidan que la madre los amamante, se puede recurrir a otra perra, que hará las veces de nodriza. Por lo general, no tendrá problemas en aceptar al cachorro, y así se logra que su único alimento sea la leche materna. Esta leche es, sin duda, la más adecuada para transmitir los nutrientes necesarios y la inmunidad de defensa necesaria en al mundo exterior.
Siempre que sea posible, el tiempo de mamar se debe prolongar durante un mes o mes y medio. Dependerá del número de cachorros de la camada y de su tamaño. Una vez que van creciendo, la perra tiende a rechazarlos por el daño que sus pequeños dientes causan en la glándula mamaria.
El destete conviene realizarlo en fases, es decir, poco a poco. Primero se introducirá la leche especial para cachorros y las papillas de destete que ya existan en el mercado. Esto se realiza en los 20-25 primeros días de vida, aunque también depende del tamaño del cachorro, la producción láctea de la madre, e incluso de la raza. Las grandes toleran antes la ingestión de alimento sólido, pero en líneas generales, a los 50 díasdeben comenzar a comer pienso de cachorros como base de su alimentación, bien seco o remojado con leches maternizadas.
Muchos cachorros no precisan el empleo de leches especiales. Si la madre soporta bien la lactancia de toda la camada, conforme pasen los 30-35 primeros días, y dispongan de dientes y ganas de mordisquear, comenzarán a “robarle” a su madre bolitas de pienso (que deben ser también especiales de crecimiento para reponerse del gran desgaste que supone la gestación y lactancia).
La alimentación que a partir del destete le demos a nuestro cachorro debe ser formulada específicamente para él. No sirve hacer uso del pienso del perro adulto que ya había en casa o de la bolsa que el vecino nos regala porque su perro mayor está caprichoso.
Una buena alimentación en esta etapa marcará su crecimiento y su educación a la hora de alimentarse en años sucesivos.
Si a los niños se les altera el apetito con apenas una chuchería, también el perro dejará de querer comer su pienso e incluso de querer comer si le damos un trozo de jamón o una miga de pastel. Cualquier aporte extra en el alimento del cachorro debe ser prescrito por el veterinario o recomendado por el mismo.
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