jueves, 14 de junio de 2012

Su primer día en casa...


Debemos dejarle claro desde los primeros días:

1. Qué es lo que se le va a permitir y lo que no.
2. Lo que está bien hecho y lo que no.
3. Cuándo se juega y cuándo tiene que dormir.

Para ello, existen unas normas básicas a seguir:

- Dejaremos claro quién manda en la casa para que él establezca su lugar dentro de la familia que allí vive.

- Mostraremos dónde tendrá la comida y la bebida.

- No permitiremos que se suba en las camas y/o sofás si no queremos que más adelante lo haga. Ahora  no hay problema, pero cuando sea adulto, no va a ser igual.

- Se le asignará un lugar para dormir, manta o caseta, donde lo llevaremos tantas veces como sea necesario a la hora de acostarnos. Llorará e intentará volver con nosotros (es cosa de dos días o un poco más). Ante esta situación, hay que mostrarse inflexible y no meterlo en nuestra habitación en la primera noche.

- Lo ideal es elegir palabras cortas y sonoras para repetirle siempre. Algo muy interesante y a tener en cuenta es que si todos los miembros de la familia se ponen de acuerdo y utilizan las mismas palabras para las mismas órdenes le resultará más fácil entendernos y todo será más rápido. Si, por el contrario, cada uno le habla en un idioma o le permite cosas distintas, lo confundiremos y lo malcriaremos.

- No se le debe dar comida en la mesa. Se pasará el rato mendigando  y poniendo cara de pena, algo que hacen muy bien.

Todo lo que el cachorro aprenda en esta etapa gracias a nuestra ayuda servirá de constante después. Si sabemos lo que queremos conseguir de él, intentemos enseñárselo desde que es un cachorro. Con constancia, paciencia y muchas ganas lo obtendremos.

No es recomendable que el cachorro tarde mucho en entrar en contacto con la persona que lo va a tener después, pero tampoco conviene separarlo de su madre antes del mes. La estapa de juegos con sus hermanos, relaciones con otros perros adultos es fundamental en su futuro carácter y en su equilibrio emocional, el criador debe enfocar sus esfuerzos en que el cachorro tenga una buena socialización, que no se asuste por ruidos, por las personas y que sea alegre.

Tampoco conviene sacarlo a la calle antes de su vacunación completa ( las tres dosis de puppy ), pero si este periodo se alarga demasiado debemos:

- No permitir que vaya a zonas con elevada densidad canina, puede resultar peligroso.

- No dejarlo en parques donde abunden las heces y orines de perro. Muchas enfermedades se transmiten por esta via.

- Ir acostumbrándolo a que haga sus necesidades fuera de casa, ó en su defecto en un papel de periódico en una zona determinada de nuestra casa.

Todo esto se puede realizar con prontitud si vivimos en una casa de campo donde no hay otros animales o si tenemos la opción de sacarlo un ratito a un jardín para que juegue o corra.
Una vez que el cachorro ha llegado al hogar, deberemos dejar que realice las inspecciones oportunas y que reconozca el lugar o entorno y las personas con las que va a convivir. Su entrada debe ser lo menos traumática posible, ya que separarse de su madre y hermanos para ir a un lugar donde todo es nuevo, supone bastante estrés en un cachorro de dos meses o poco más. Aunque mejoren considerablemente sus condiciones, él se va a sentir estresado, nervioso, inquieto e incluso asustado en la mayoría de los casos. Irá buscando rincones donde esconderse y los sitios más tranquilos para descansar. Tendremos que mostrarle dónde está su zona de comida y el agua, dónde puede orinar y dónde no, hasta salir a la calle. Ante todo el dueño y su familia deben de colmarse de paciencia durante estos primeros meses, pues nuestro cachorro sólo querrá jugar y dormir y todo lo tiene por aprender. Siempre debemos de dejarle a su alcance juguetes para que se distraiga y así evitar que nos pueda realizar algún destrozo en muebles, cojines etc. Es importante cuando le regañemos hacerlo en el mismo instante, ó mucho mejor, cuando detectemos que lo está pensando. Nunca es efectivo regañarle con posterioridad a cualquier acción, él se asustará y no sabrá por qué nos enfadamos.

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