miércoles, 20 de junio de 2012

Las espigas.



Con la llegada del buen tiempo, en el campo, incluso en los parques de las ciudades, crecen las espigas, que son las semillas de las plantas gramíneas, similares a algunos de los cereales de cultivo. Sin embargo, algo tan natural puede ocasionar más de un trastorno a nuestros queridos perros.

Las espigas tienen un diseño en forma de arpón que les permite, junto con otros ganchos microscópicos, quedar bien enganchadas al pelo de los animales que pasan o a la vestimenta de las personas. Pero la importancia de las espigas está en que esta capacidad de fijación, junto con su afilada punta y la imposibilidad de retroceder debido a que se abren a modo de paraguas, hace que se vayan clavando cada vez con mayor hueco en el punto donde están alojadas, lo que puede producir heridas graves.


A este respecto, cuando las espigas se secan, se desprenden de la planta y es muy fácil que, cuando un perro pasea o se restriega encima de ellas, se introduzcan por la nariz, los ojos, los oídos, incluso a través de la piel, especialmente cuando se clavan entre los dedos.

Visto más al detalle, es muy frecuente que las espigas se claven entre los dedos, pero no lo es que el dueño se dé cuenta inmediatamente. Por ello, todo perro que se lame en las extremidades de manera insistente debe ser revisado meticulosamente porque la posibilidad de que tenga clavada una espiga es muy alta.

Esta circunstancia se puede convertir en un problema grave si no se le da importancia. Es decir, si no se acude rápidamente a una clínica al observar este comportamiento o un bulto entre dos dedos, y se deja pasar el tiempo, cuando se le lleve al profesional la espiga ya estará profundamente clavada y sólo se verá un absceso (zona de infección con pus) más o menos voluminoso.

Asimismo, si el animal comienza a cabecear bruscamente mientras estamos en la calle o al poco de llegar a casa, casi con toda seguridad tendrá una espiga dentro del oído. Dado que las espigas entran en el oído nunca salen solas, hay que acudir a una clínica veterinaria para extraerlas.

Otro sitio donde las espigas pueden dar problemas es en la nariz, en cuyo caso el perro empezará a estornudar intensamente sin motivo aparente, si bien no es el único síntoma, sino que arrugará la nariz, se frotará el hocico con las patas y puede llegar a sangrar. Precisamente este comportamiento puede conseguir expulsar de la nariz espiga y que los síntomas sean producto de la irritación, pero si la espiga permanece en la nariz los síntomas irán empeorando y con el tiempo saldrá pus, o diversas secreciones, por el orificio nasal afectado.

Cuando las espigas se introducen en los ojos, suelen quedar insertadas tras el párpado (entre el globo ocular y el párpado) o a veces se alojan tras el “tercer párpado”, que está en la cara interna del ojo. Es este caso, el animal tiene el ojo medio cerrado y muy inflamado. Las espigas en los ojos producen muchísimas molestias, dolor, reacción inflamatoria y úlceras en la córnea.

Por todo esto, es recomendable que durante los paseos con los perros los dueños eviten aquellas zonas donde haya mucha concentración de espigas. Por otra parte, se debe cepillar y revisar el pelo a llegar de la calle y no olvidar los espacios interdigitales ni el interior de las orejas. En los perros de pelo largo también puede ayudar del afeitado de la cara interna de las orejas y de las “manos” y pies. La intención es extraer las espigas lo antes posible sin que lleguen a ocasionar daños.



Fuente: Royal Canin - Mi perro y yo.

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