El perro es la mascota por excelencia. Se le considera un fiel y buen amigo. Sin embargo, cuando nos planteamos la posibilidad de adquirir uno, tenemos que tener presente que además de encontrar un compañero al que ofrecer y del que recibir cariño, alegría, respeto y complicidad, la decisión incluye un alto grado de compromiso. Su educación y comportamiento pasa a ser responsabilidad directa del dueño. La adopción de un perro, siempre que no esté incluido en el grupo de razas consideradas peligrosas no está legislada. Cualquiera puede tenerlo siempre y cuando cumpla la normativa autonómica y municipal vigente de la localidad donde resida.
Comprar un perro a modo de capricho, pretexto o regalo sorpresa supone una grave equivocación si antes no se tenemos claro la responsabilidad que este animal requiere. Los impulsos incontrolados en un primer momento por conseguir un joven cachorro pueden generar graves problemas en el futuro.
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